-íAlto!... ía la Josticia!..., ía la Ley!..., ía la Costituci≤n..., í al mesmo Dios, si a mano viene; que, a falta de otro mejor, a la presente su vicario soy en este lugar!... íTΘnganse, digo, los de Cumbrales!... íRespeten mi autoridad los de Rinconeda..., o si no..., ívoto al chßpiro verde...!
Como si callara. Volvi≤ a patear el digno alcalde, y cambi≤ de sitio, y tom≤ a mesarse los pelos. Dos mozos de Rinconeda que no habφan hallado con quien pelear o no lo habφan intentado con gran empe±o. le miraban de hito en hito.
-íA la Ley!... íA la Costφtuci≤n!... íA la Jostφcia! -volvi≤ a gritar Juanguirle.
-A la Josticia!... íA la Costituci≤n!... íA la Ley! -repitieron algunas personas, consternadas, recomendando asφ a los combatientes las amonestaciones de la autoridad.
La misma desobediencia.
-íA mφ los de Josticia! -insisti≤ el alcalde, gritando-. íA mφ los que estΘn por el sosiego!... íDΘjalo ya, Bastißn!... íSuelta tu parte, Braulio!... íDebajo le tienes!... íSin camisa y machucado estß!... ┐QuΘ mßs quieres? ┐QuΘ mßs querΘis los de Cumbrales por esta vez?... ┐No me oφs? ┐No vos entregßis?... íVoto a briosbaco y balillo, que se han de acordar de mφ los peces de Rinconeda! íEllos son los rebeldes a la autoridad, a la Ley..., a la Costituci≤n!... íViva Cumbrales!